30 ene 2010
Por Alejandro Contreras
No voy a perder el tiempo en redactar una sinopsis de una película de la que ya me he olvidado de ella. Así que vamos directamente a la valoración de la misma.
Tokio es un escenario estupendo, y la película está regada de muchos detalles técnicos a resaltar, pero es una cinta muerta, sin vida. La historia no interesa lo más mínimo, los actores hacen lo justo con unos personajes que no les pega y que cuesta creerse, cuyas contradicciones son impostadas como las reflexiones del narrador...
La he visto porque tiene una nominación a los Goya, pero desde hace tiempo habría que pagar (y no cobrar) aquellos que se atrevan a ver algo de Isabel Coixet.
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