26 may 2008


No he podido resistirme ir al cine a ver la nueva entrega de Indiana Jones. Ya decían desde Cannes que la acción era excelente y su guión algo pobre, así que iba algo avisado... pero no podía esperarme que fuera tan mala.

Tiene muchos elementos rescatados del pasado. Disfrazados de homenaje pero claramente identificables como un claro síntoma de falta de ideas para revitalizar la serie. Personajes de entregas anteriores conviven con los nuevos:una parodia de espía rusa encarnada por Cate Blanchett (que no está en su mejor momento), y un apuesto Shia LeBouf, lo más salvable de las novedades, cuya entrada al más puro estilo Marlon Brando es insuperable.

Persecuciones, reliquias, bichos, muchos soldados (ahora rusos, no nazis) y mucho menos connotación política o social que en otras ocasiones. Un Indiana Jones que oscila entre un James Bond de la guerra fria y la agente Scully de X FILES.

Ni el principio ni el final son realmente espectaculares. Muchas escenas de esas que han metido para el videojuego que sacarán de la película, y una historia previsible desde el minuto uno.

La primera entrega de INDIANA JONES es un clásico, la segunda fue menos intensa pero muy entretenida. La tercera no sólo no fue un batacazo o una secuela inocua, sino que engrandeció la leyenda con el acierto de contar con Sean Connery como su padre. Esta cuarta es una caricatura hecha por alguien menos inteligente que en las anteriores.

No va a conseguir enmancillar el recuerdo de la trilogía, pero no creo que vaya uno a volver a verla. Vaya, que es un mojón.

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