30 nov 2011



Por Alejandro Contreras.


En 1993 John Kerr publicó A most dangerous method, libro de no-ficción donde se plasmaba la complicada relación que existió entre el psiquiatra Carl Jung con su mentor, Sigmund Freud. Ahí se relataba como Carl Jung con sólo 29 años empezó a poner en práctica el tratamiento experimental de Freud de curación por palabra o psicoanálisisSabina Spielrein, una joven rusa con brotes de histeria, fue la primera persona con la que Jung puso en práctica estos métodos, y terminó siendo alguien vital en su propia vida.



Esta novela se llevó al teatro por Christopher Hampton en el 2002. Él mismo se encarga de adaptar esta historia al guión cinematográfico de A DANGEROUS METHOD (2011). Anteriormente ya había llevado a la pantalla grande adaptaciones tan conocidas como DANGEROUS LIAISONS (1988) o ATONEMENT (2007). 

Aunque en los planes iniciales de David Cronenberg era contar con Christian Bale para dar vida a Jung y Christoph Waltz para Freud, ambos se cayeron de la película por problemas de agenda, y fueron sustituidos por Michael Fassbander, el actor del momento, y Viggo Mortensen, quien se está haciendo habitual en la filmografía de CronenbergKeira Knightley y Vincent Cassel cierran el cuarteto protagonista, tan impresionante como el de Roman Polanski en CARNAGE (2011).



Cronenberg además ha tenido la suerte, y el presupuesto, para poder rodar en las localizaciones de la historia original y ha podido grabar en Viena, Zürich, Colonia y Berlín. 

Con todos estos elementos y con un Cronenberg que llega con la fuerza y el prestigio de sus dos últimas películas, las muy recomendables A HISTORY OF VIOLENCE (2005) y EASTERN PROMISES (2007), todo hacía presagiar que ésta iba a ser una de las películas del año. Sus productores conscientes de esto no dudaron en pasearlas por la sección oficial de festivales tan importante como Venecia o Toronto.



Con una factura de las grandes películas de época, aunque a ratos uno dude si es un telefilm canadiense, se consigue una película que lamentablemente no parece que sea de Cronenberg. Quien espere un relato crudo, valiente o estimulante, se defraudará con una película acartonada, previsible y francamente aburrida. Todo lo que uno no se podría esperar del director que la firma.
Probablemente haya sido un error contar con Keira Knightley, que no hay quien se la crea como perturbada ni mucho menos como un ser con pulsiones sexuales difíciles de controlar. Tampoco Michael Fassbander luce mucho en un personaje tan reprimido. Y los dos que mejor están, Viggo Mortensen y Vincent Cassel, aparecen demasiado poco por escena.



Perfecta para ilustrar a jóvenes alumnos sobre los inicios del psicoanálisis y para aquellos que tanto disfrutaron de una película tan académica y aburrida como THE KING'S SPEECH (2010), pero no para los fans de Cronenberg. Saldrás del cine destacando su fotografía, su vestuario y todo eso que se valora cuando no has visto una gran película y no sabes cómo decirlo.


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