7 may 2012
Por Alejandro Contreras.
Rodrigo Cortés nos dejó a todos boquiabiertos con su segundo largometraje, BURIED (2010) donde superaba con creces el difícil reto a conseguir: entretener durante más de hora y media contando sólo con una caja, un actor y un teléfono móvil. Las tibias críticas de CONCURSANTE (2007) que pasó sin pena ni gloria por el Festival de Málaga del 2007 donde se estrenó poco hacía presagiar que cuatro años después presentaría una cinta tan interesante, y que encima contaba con una estrella internacional como Ryan Reynolds.
Cuando aún estaba recogiendo premios por esta película ya estaba rodando su tercer largometraje, y probablemente ese sea su mayor premio, la confianza que los productores y distribuidores tienen en él. La caja de BURIED (2010) ha dado pasa a un mundo mitad científico, mitad paranormal de RED LIGHTS (2012). De una estrella internacional ha pasado a cuatro, desde los prometedores Cillian Murphy y Elizabeth Olsen, a grandes veteranos consagrados como Sigourney Weaver y Robert DeNiro. Ni el guión ni la dirección, el gran mérito deRodrigo Cortés es conseguir pilotar un proyecto tan ambicioso como éste, y más en los tiempos que corren.
Con un arranque bastante mejorable, nos encontramos a una pareja de investigadores que aunque a priori puedan recordar a la pareja Mulder y Scully de THE X FILES (TV), no tienen puntos de vistas tan distintos sobre la verosimilitud de los efectos paranormales que estudian y desacreditan. A excepción de una figura que les divide: mientras Margaret Matheson (Sigourney Weaver) ve disparatado enfrentarse a Simon Silver (Robert DeNiro), Tom Buckley (Cillian Murphy) cree que es una oportunidad que no se puede desaprovechar. Sally Owen (Elizabeth Olsen), una alumna aventajada y bastante atractiva de Tom, se sumará a esta disputa del lado de su profesor.
Con estos elementos Rodrigo Cortés configura un puzzle con el que querrá jugar con las propias deducciones de sus espectadores, tratando de darle esquinazo y confundirle hasta llegar a un sorprendente final. Para muchos cinéfilos que encuentran tramposo y falto de valor propuestas similares como INCEPTION (2010) de Christopher Nolan, THE OTHERS (2001) de Alejandro Amenábar o incluso THE SIXTH SENSE (1999) de M. Night Shyamalan., pues le anticipo que esta película no será de su gusto. Pero aquellos que disfruten tratando de adivinar qué está ocurriendo, tienen en RED LIGHTS (2012) un interesante ejercicio que yo fui incapaz de resolver. Hacía mucho tiempo que un final no me dejaba con la boca abierta, obligándome a revisar la película en tu mente para comprobar que la habilidad de Rodrigo Cortés con la historia ha sido muy bien ejecutado. Eso no quita que la película avance muy lentamente al principio, y al eliminar a uno de los cuatro protagonistas, es cuando el relato se vuelva ágil, vivo y desemboque en un final de los de quitarse el sombrero.
Cillian Murphy, al que siempre le tocaba defender personajes imposibles, es capaz de ser un protagonista convencional muy dignamente. Tan eficaces como se muestran Sigourney Weaver y Robert DeNiro, a los que seguro que se les podría haber sacado aún más partido, mientras que Elizabeth Olsen se queda con un personaje que poco tiene que aportar.
Rodrigo Cortés se nos muestra como un alumno aventajado de Christopher Nolan, y aunque sus RED LIGHTS (2012) no esté a un nivel tan sobresaliente como el de BURIED (2010), ha conseguido un producto bastante interesante. Estrenada mundialmente en el pasado Festival de Sundance 2012, tiene suficiente elementos para llegar a una audiencia mucho más amplia que la de su anterior largometraje. Lo difícil es que los medios no vean en él a un nuevo Alejandro Amenábar, y estén ya apostando cuando tendrá su primer ÁGORA (2009), digo, resbalón.
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