24 ago 2009


Por Alejandro Contreras

A sus 40 años, la vida de Manu (Lambert Wilson) es envidiable: trabaja desarrollando su vocación de pediatra, comparte su vida con el abogado Philippe (Pascal Elbé) y tiene una familia que lo quiere y acepta como es. Sólo le falta algo para ser completamente feliz y es llegar a ser padre, algo que Philippe piensa que puede arruinar la vida que llevan. Llegando tarde a la cena de nochebuena, tienen un leve accidente de coche con una inmigrante argentina llamada Fina (Pilar López de Ayala). Sin saberlo, ella puede tener la clave para que Manu pueda cumplir su sueño, aunque no sabe la de sacrificios e incomprensión que encontrará en ese camino.

El director Vincent Gareng ha aprovechado para relatar en esta película la situación real por la que un buen amigo homosexual ha pasado para ser padre. Es curioso que un personaje de la historia menciona sorprendida que un país tan atrasado como España permita la adopción y Francia no (me alegré que luego a ese personaje le fueran las cosas tan mal, por cerda y por ignorante).

Hacen falta muchas películas como ésta, que no asusten al gran público y les ayude a entender y visualizar la lucha de muchos homosexuales por ser padres. Realmente el tema da para muchas más vueltas, para plantear más problemáticas que en menos de dos horas cuesta incluir, pero seguro que tendremos la suerte de ver más cintas como ésta.

Lambert Wilson está fantástico llevando el peso de una historia y de un personaje que no es tan sencillo. Cuenta a su lado con una Pilar López de Ayala que sorprende por lo bien que se maneja en el francés (y también con el acento argentino), y vuelve a dejar huella que sin muchos floripondios es una de las mejores actrices de su generación.

Una película con vocación de llegar al gran público con muy buen atino, y con una historia que merece mucho la pena ver. Os la recomiendo. Y si podéis verla con vuestras familias, mejor que mejor.

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