27 sept 2011
Por Alejandro Contreras.
Con esta película arrancó la ultima edición del Festival de San Sebastián 2011. Desde el día del estreno no hemos parado de escuchar elogios y vítores sobre el nuevo trabajo de Enrique Urbizu al que se comparaba con Celda 211 (2009) de Daniel Monzón. Y por analogía se nos anunciaba que el trabajo de José Coronado comoSantos Trinidad era de la magnitud del Malamadre de Luis Tosar. Producida por Telecinco Cinemas, ha contado con una gran maquinaria de publicidad donde con cortinillas contínuas en las cadenas de televisión pertenecientes a Mediaset y multiples apariciones de José Coronado en programas e informativos, se nos ponía en aviso del gran acontecimiento cinematográfico en ciernes. Se daba por hecho que esta película conseguiría al menos la Concha de Plata para José Coronado, y que sería el primer paso para su primer Goya (tras dos nominaciones como actor de reparto que no se materializaron). Y tal vez vendieron la piel del oso antes de matarlo…
No recordaron que los jurados de San Sebastián suelen ser bastante polémicos y como muestra lo ocurrido en el 2009 donde ignoraron un peliculón como El secreto de sus ojos (2009). Y eso es uno de una larga lista de desagravios y errores que atesoran los jurados de este festival. Ya a pocos extraña la película de Urbizu, una de las favoritas de este año, se haya quedado fuera del palmarés incluso la interpretación de José Coronado que era uno de los premios seguros de la noche. Tras visionarla se entiende más claramente porqué el jurado, en su mayoría formado por cineastas internacionales, no la ha premiado.
Urbizu ha planteado un thriller con elementos ya vistos en muchas otras películas y series de televisión, donde la figura del policía de raza que se mueve al margen de la ley y que tiene una vida desordenada es casi un subgénero en la categoría de cine policiaco. A pesar del buen planteamiento inicial del guión, el desarrollo no puede ser más plano y lineal. A un personaje tan interesante como Santos Trinidad hay que dotarle de algún antagonista de altura, pero la mayoría del plantel de personajes secundarios son meras comparas sin apenas ningún recorrido dramático. Durante la proyección el espectador va fantaseando en qué ha podido llevar a Santos Trinidad a ser el hombre que es ahora, pero ni siquiera se recorre ese interesante tramo. La historia se va diluyendo hasta llegar a un final anti-climax que sólo consigue despertar al espectador adormilado.
Muy correctas son las interpretaciones de Helena Miquel, Juanjo Artero o Rodolfo Sancho que poco pueden extraer de sus personajes. Aunque otros actores de reparto como Bernabé Fernández o Juan Pablo Shukconsiguen destacarse en sus breves intervenciones. Todos al final quedan eclipsados por un personaje protagonista que ocupa tanto espacio en pantalla que no deja sitio para ningún otro.
Esta tercera colaboración de José Coronado con Urbizu, tras La caja 507 (2002) y La vida mancha (2003), consigue sin dudas uno de los mejores trabajos de José Coronado en su carrera. Lastima que Urbizuno haya trazado ningún personaje para regalarnos un duelo interpretativo como los que nos ofrecía en Acusados (TV) con Blanca Portillo. Aún así, pocos peros se puede hacer al trabajo de Coronado. Y no será el último con Urbizu ya que para el año que viene estrenarán juntos Armas y conversaciones (2012). Ojalá el resultado de esa cuarta colaboración deje mejor sabor de boca que este No habrá paz para los malvados (2011), que con tantas expectativas creadas era muy difícil contentarlas.
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