29 oct 2011



Por Alejandro Contreras.

Durante cuatro años la escritora Dulce Chacón estuvo recopilando historias por toda España de mujeres apresadas por el regimen franquista en los años posteriores al final de la guerra civil española. Mujer de izquierda y comprometida, Dulce Chacón quería darle voz a aquellas mujeres que no fueron oídas en su momento. Con todo ese material publicó en el 2002 una novela sobre un grupo de mujeres presas en la cárcel de las Ventas de Madrid que consiguió ser distinguida como Libro del año 2003 por el Gremio de Libreros de Madrid. A los pocos meses de su publicación, moría víctima de un cáncer de páncreas.

Benito Zambrano conoció a Dulce Chacón antes de su muerte. Ya había triunfado en cine con Solas (1999) y en televisión con su serie Padre Coraje (2002) cuando se planteó adaptar esta novela. Aunque la escritora estaba bastante débil en lo que serían sus últimos meses de vida, pudo no sólo conocerla sino también compartir con ella algunas ideas que manejaba para la adaptación cinematográfica de la novela. Tarea nada sencilla.

Aunque la novela estaba centrada en la historia de las hermanas Pepita (María León) y Hortensia (Inma Cuesta), el relato constaba con innumerables pasajes con historias de otras presas y mujeres que enriquecían la novela. Por razones de duración, Benito Zambrano se ha visto obligado a reducir esas tramas secundarias y centrarse en la historia de las dos hermanas. Esa poda ha sido contraproducente dejando un relato plano, repletos de clichés en algún caso inverosímiles y ofreciendo una historia que aún siendo cierta no aporta nada novedoso a las películas que ya hemos visto de la posguerra.



Desde el primer minuto Zambrano aclara que él no ha rodado esta película para que guste a todos, él se posiciona con el lado de los vencidos y que fueron injustamente ajusticiados por los vencedores. Desde este punto de partida desarrolla la película donde de los buenos no vemos ni un ápice de maldad, y delos malos de bondad. Pero es que Benito ya lo justificaba al principio, no quería incluir personajes franquistas positivos ni personajes republicanos negativos para contentar al público, el quería contar esta historia así como la había recogido Dulce Chacón en su novela. Postura discutible pero que en las películas de Indiana Jones, por ejemplo, nadie le echa en cara a Spielberg el que no incluya algún personaje nazi que ayude al protagonista. Guillermo del Toro para su El laberinto del fauno (2006) tomó la misma decisión que Zambrano sin que ello fuera un impedimento para que la película fuera aclamada en medio mundo.

El mayor problema de La voz dormida (2011) no es su postura ideológica y su retrato subjetivo, algo inacto a una historia que nace de vivencias reales, sino a que no ofrece nada novedoso ni estimulante para el espectador. En un año cinematográfico donde hemos podido ver historias de la posguerra desde lugares muy divertos, desde la Cataluña de Pa Negre (2009),  a la Galicia de Santiago de Compostela de 1950 en Doentes (2011), al Madrid repleto de andaluces que nos ofrece Benito Zambrano. Tal vez eso sea lo único que diferencia esta historia de otras, porque la fidelidad a la novela ha ido en contra de la película. La historia de las hermanas es previsible y su final se adivina desde los primeros minutos, con lo cuál la agonía se estira llevándonos a un final que debería conmovernos. Con esto confirmo que ha sido gran acierto de la Academia de Cine española haber preferido apuesta distinta como la de Agustí Villaronga frente a ésta, que es más de lo mismo, para representar a España en los próximos Oscars.

Pero en este bodegón algo gris, hay un par de brotes verdes. Y son Inma Cuesta y sobre todo María León que tiene el papel de su vida entre sus manos y que consigue bordarlo.Inma Cuesta con un papel mucho menos lúcido que el de su “hermana”, también da muestras de un gran talento y es comprensible que María León sintiera que la Concha de Plata que consiguió en el Festival de San Sebastián 2011 era también de Inma Cuesta. Me sorprendió que ésta volviera a tener de antagonista a Myriam Gallego como en la serie Águila Roja (TV), aunque tal vez sea inevitable recordarla tras su paso por la serieAmar en tiempos revueltos (TV) y tal vez por eso María Leónque tan sólo la habíamos visto en televisión como una basurera o una cajera alocada, nos impacta tanto al verla en un personaje tan novedoso en su corta filmografía.

Zambrano cuenta con muy buenos actores, muchos provenientes de Andalucía, pero con personajes con poca chicha. Si bien los personajes masculinos son los más flojos de la historia, aunque a Marc Clotet le puede servir para que otros directores lo vean de otra manera, tampoco en los femeninos secundarios hay mucho que destacar. Y no por las actrices sino por los trazos tan gruesos con los que se ha construído sus personajes. Y aunque a priori uno se imagina que esta película sobre mujeres tendría multitud de interpretaciones memorables y lucimiento, tan sólo Ana Wagener luce un poco más que el resto.



Estoy seguro que quienes han vivido o conocen bien lo que se cuenta en esta película, tendrán una experiencia mucho más especial que aquellos que tan sólo vemos en ella una película. Si bien el trabajo de María León justifica su visionado, poco más se puede añadir a una película que se queda por debajo de lo que se podría esperar de alguien que dirigió Solas (1999).


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