30 jul 2009
Por Alejandro Contreras
No es fácil para Timothy (Tanner Cohen) ser el único chico abiertamente gay de su colegio. El blanco de sus compañeros en las competiciones deportivas, además de bromas pesadas. Le gusta un chico de su clase llamado Jonathon (Nathaniel David Becker), pero no le hace mucho caso ya que está entretenido con el rugby y una preciosa novia. Su madre tampoco comprende muy bien la homosexualidad de su hijo, y son una pareja de amigos los únicos que le apoyan. Timothy fantasea su triste realidad disfrazándola de musicales. En el colegio preparan la representación de A MIDSUMMER NIGHT´S DREAMEL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO de Shakespeare, a la que Timothy es obligado a presentarse por su profesora. Timothy no sabe que en su prueba ha cantado tan bien que ha llamado la atención de Jonathon. Timothy consigue el papel protagonista y se dedica en cuerpo y alma a la obra. Todo sufrirá un giro inesperado cuando consiga reproducir una flor que expulsa un liquido que hace que la gente se enamore de la primera persona que vea, sin importar su género.
Dramedia es un término que define a una mezcla a partes iguales de drama y comedia, un poco como la vida misma. Conseguir el punto justo es complicado, porque las partes cómicas puedes deshacer el drama creado, al igual que el drama puede arrollar las partes cómicas. La película comienza bien mezclando ambos géneros, pero en cuanto aparece la planta y todo se trastoca, ya nada es creible: ni la historia de amor, ni la aceptación popular, ni nada. Todo se deshace. Y es una pena porque aunque es una historia mil veces contada, sorprendía el hecho de que el protagonista "musicalizara" su realidad para hacerla más digerible, como le pasaba al personaje de Björk en DANCER IN THE DARK/00 de Lars Von Triers.
Esta película ha recorrido muchísimos festivales LGBT cosechando muchos premios. A mi me parece que es una película muy autocomplaciente con la audiencia gay, y que crea una realidad tan falsa como la de las comedias románticas (que tanto daño han hecho a los que buscan vivir esas historias de Hollywood en su vida real). La tontería de tener una poción por la cual cualquier puede enamorarse locamente de uno podía haber dado una mejor historia, más compleja. Para aquellos que sueñan viendo EL INTERNADO que Yon Gónzalez y Martín Rivas se terminen liando, disfrutarán mucho viendo esta película. Eso sí, los actores además de su interpretación y de que son bastante atractivos, consiguen estar muy a la altura de los números musicales. Lastima que la pelicula se haya quedado a medias, en tierra de nadie.
Labels: WERE THE WORLD MINE (2008)
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