26 mar 2013



Por Alejandro Contreras.

Cada cierto tiempo aparece una nueva serie de temática gay que se proclama como la nueva QUEER AS FOLK (2000-2005). Lo que nació como una adaptación de la serie británica QUEER AS FOLK (1999-2000), que se agotó en tan dos temporadas de tan solo 10 capítulos en total, terminó creciendo y superando a la original no solo por sus cinco temporadas y 81 capítulos sino por el impacto y el poso que dejó en sus espectadores. El vacío que dejó la serie se intentó sustituir con series que reproducían una fórmula parecida, como ocurría en NOAH’S ARC (2005-2006) donde la novedad era el color de piel de los protagonistas o en THE L WORD (2004-2009) donde las lesbianas pasaban a tener el protagonismo, pero sin llegar a causar el mismo impacto.



Peor fueron otros productos como DANTE’S COVE (2005-2011) o THE LAIR (2007-2009) que pensaban que con unos cuantos desnudos y un poco de ciencia ficción de andar por casa, estaba todo hecho. Si veinte años después de TWIN PEAKS (1990-1991) aún no se ha encontrado un relevo que esté a su altura, tampoco es necesario hacerlo para QUEER AS FOLK (2000-2005). Esta lección parece que no la han aprendido los productores de DTLA (2012) que venden su serie como un cruce entre el QUEER AS FOLK (2000-2005) norteamericano y la serie SWINGERS de PlayboyTV.




El proyecto nace como un largometraje, pero ni here! ni LogoTV se interesaron mucho por él. OUTtv le vió posibilidades si en lugar de una película se transformaba en una serie. El creador y guionista Larry Kennar decidió recoger fondos a través de donaciones vía crowd-funding para arrancar el proyecto, y en tan sólo tres meses superó los 25.000 dólares necesarios para ponerlo en marcha. 



OUTtv fue retrasando el proyecto hasta lanzar un nuevo canal de alta definición, y en eso LogoTV vuelve a aparecer en escena y adquiere la serie, completando su financiación con la venta y distribución fuera de Estados Unidos y Canadá. Meritorio sacar adelante una serie en estos tiempos que corren, ahora que proliferan las web-series de ínfimo coste.



El principal reclamo del reparto están en su protagonista Darryl Stephens, conocido por su trabajo en BOY CULTURE (2006) y sobre todo por ser el protagonista en NOAH’S ARC (2005-2006), y en tres estrellas invitadas del calibre de Melanie Griffith, Sandra Bernhard y Leslie Jordan. El resto es un batiburrillo de actores poco conocidos, con poca experiencia y que aún están algo verdes.



DTLA (2012 - ), acrónimo de Downtown Los Angeles (lo que vendría a ser el centro de la ciudad de Los Ángeles), nos lleva a una pareja que a punto de cumplir 6 años de convivencia está en un momento crítico de su relación, la formada por Lenny y Bryan. Lenny (Darryl Stephens) es un abogado de éxito mientras que Bryan (Matthew Stephen Herrick) lleva un año sin encontrar trabajo y sin tener muy claro que quiere hacer de su vida. Ellos son la semilla de un grupo de amigos, mayoritariamente gay, formado por los amigos de ambos, colegas del trabajo e incluso algún vecino que otro. Un grupo bastante amplio donde hay cabida para actores, exmilitares, profesores de matemáticas, abogados y Drag Queens.



El personaje de Lenny es el que lleva, con diferencia, más peso que el resto (incluido su pareja en la ficción). El resto se reparte el tiempo sobrante y no son pocos: una pandilla de más o menos 8 fijos y con bastantes variables (ya sean familiares o vecinos nudistas) para capítulos de escasamente 30 minutos. Los de QUEER AS FOLK (2000-2005) duraban el doble y había mucho más equilibrio entre los protagonistas. Cuesta quedarse con los nombres o encariñarse con ninguno, además el trazo de los personajes es bastante duro con ellos y cuesta mucho empatizar con alguno (Stefan como más claro ejemplo) pero mucho más entenderles. Aquí la culpa se reparte no sólo entre los actores sino que habría que hacerlo extensivo a un guión que necesita más trabajo, una dirección algo deficiente que no consigue sacar mucho jugo de sus actores (tal vez porque alguno no dé para más). A pesar de todo eso, la historia tiene mucho potencial y puede mejorar en nuevas temporadas.



Es de agradecer que introduzca además de las tramas habituales (desencuentro con los progenitores, las crisis de pareja, etc.) elementos que marcan los tiempos en los que ahora vivimos como el desempleo de larga duración y su impacto en la pareja, tener que hacer frente a trabajos que exigen sobrepasar límites poco éticos, con otros más novedosos y simpáticos como heterosexuales que ruedan cine de adulto gay (los gay-for-pay) o el ligoteo con la última tecnología de aplicaciones de smartphones. Y claro, no podía faltar el sexo, más en duchas que en camas, y con algún tímido desnudo frontal propio de estos tiempos.


Si nos enfrentamos a DTLA (2012) sin esperar ser el relevo de nada, y con vistas a su potencial, se puedan perdonar los muchos errores de su primera temporada y comprobar si la segunda temporada ha conseguido madurar en un producto más digno. Con un final de temporada bastante desconcertante, terriblemente duro para todos los personajes (ninguno sale bien parado) y con un especialmente doloroso y perturbador episodio para la pareja en crisis protagonista, hay ganas de ver cómo continúan las vivencias de todos ellos.


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