16 jun 2011
Por Alejandro Contreras.
Hasta un canódromo se ha ido Carles Pastor para dirigir su nueva película. Y no es de extrañar al observar que en su corta filmografía ya aparecen títulos con referencias a animales como UNA PIRAÑA EN EL BIDÉ (1996) o COMIDA PARA GATOS (2008). Responsable además del guión, Carles Pastor no ha contextualizado su historia dentro del mundo que existe alrededor de las carreras de galgos porque sí. De alguna manera esboza una historia que no anda muy alejada de los pobres perros que compiten entre ellos por una liebre que ni siquiera es real.
Cada vez es más difícil conseguir financiación para una película en España y Carles Pastor Parés, productor ejecutivo y además hijo del director, tuvo que pedir cambios en el guión para poder abaratar costes. Si difícil es conseguir concluir un rodaje, conseguir distribución es otra odisea. La película consiguió entrar a concurso en las últimas ediciones de la Mostra de Valencia y en el 36º Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. En éste último era junto con ISPANSI (2010) de Carlos Iglesias, las únicas películas españolas que competían para conseguir el Colón de Oro. No lo consiguieron pero al final ambas consiguieron distribución en España, incluso antes que la ganadora, la venezolana HERMANO (2010) que en pocos días será estrenada en nuestro país.
Curiosamente ha seleccionado como título un diminutivo muy poco utilizado de la palabra bestia. La sonoridad de BESTEZUELAS (2010) empasta muy bien con el retrato de unas pobres bestias que sobreviven con más instinto que cabeza. Para dar vida a los tres protagonistas ha optado por tres actores bastante interesantes, y que andan por momentos muy distintos en sus carreras. Marián Álvarez se estrena como protagonista de un largometraje, mientras que Roger Casamajor está disfrutando de un momento muy dulce con el éxito de PA NEGRE (2010), y por último un Gustavo Salmerón que está ya un poco de vuelta de todo, con una carrera que no está en su mejor momento.
Perla ansía formar una familia y tener hijos, mientras Fabio no quiere ni oír hablar del tema. Tampoco está muy ilusionado con heredar el canódromo de su tío, algo que ansía Zamuri (Younes Bachir) hasta esos momentos la mano derecha de Núñez. Fabio tiene entre manos cómo solucionar sus próximos años para no tener que dar un palo al agua.
En este ambiente tan enrarecido y marginal, aún hay sitio para que alguien que apenas se hace notar. Y encima se está enamorando de la persona menos apropiada. Lillo (Roger Casamajor), camarero del canódromo y en definitiva el chico para todo del señor Núñez, está dispuesto a cumplir los sueños de Perla, al precio que sea.
Con un arranque bastante original y hasta sorprendente Carles Pastor va desarrollando una historia que termina siendo más de lo mismo. Los personajes brillan más cuando más sufren, son más auténticos. En cambio cuando la suerte les sonríe, se transforman en clichés y arquetipos que desentonan. El irregular Gustavo Salmerón es un claro ejemplo de esto sobresaliendo en sus escenas más duras y desentonando cuando se piensa que es un mafiosete de cuarta. En menor medida pero sin librarse, sufren este mal los otros dos protagonistas.
El canódromo como pretexto y analogía de los personajes es claro, pero también permite dar cuerpo a la historia con algunos fotogramas de las carreras de los galgos muy sobresalientes. Cuando los personajes se alejan de él, la historia comienza a hacer aguas. Marián Álvarez no decepciona en su debut como protagonista de un largometraje, dejando la sensación de que tiene muchos personajes buenos que regalarnos. Roger Casamajor con un personaje que es mucho más interesante en sus silencios que en sus diálogos, al igual que el resto de secundarios salen bastante airosos de sus personajes. Lástima que el guión no haya buceado más por la vertiente más sexual del personaje Perla, no solo por alimentar la historia con escenas de sexo tan impactantes como la que protagoniza con Roger Casamajor, sino porque hay podría haberse atrevido a recorrer senderos menos transitados que los que al final Carles Pastor nos conduce.
Desde que tengo uso de razón el cine español ha estado en crisis. Antes la falta de dinero se saldaba con buenas ideas y sorprendentes historias. Ahora además de la falta de capital y de publicidad, hay que sumarle la falta de buenas ideas y la ausencia de riesgos que animen al espectador a comprar una entrada de nuestro cine. Aún así, me sigue entristeciendo tener que ver una película de cine español en una gran sala de un multi-salas donde el único espectador sea yo. Y no es cuestión de prejuicios sino más una cuestión de escasez de buenas películas.
Labels: BESTEZUELAS (2010)
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