7 jun 2011


Por Alejandro Contreras.

Gracias a su participación en THE BEACH (2000), medio mundo le puso cara a Guillaume Canet, una de las jóvenes promesas francesas de la interpretación. Nadie podía imaginar que el compañero de Leonardo DiCaprio en la fallida película de Danny Boyle se atrevería a dirigir. Y no solo se atrevió sino que además está consiguiendo más reconocimiento que por su carrera como actor. Con su opera prima, MON IDOLE (2002), consiguió ser nominado al César a la mejor dirección novel, mientras que NE LE DIS À PERSONNE (2006) consiguió no sólo ser nominado al César al mejor director sino que además se materializó en estatuilla.


Para su tercera película, Guillaume Canet quería mostrar las vacaciones de un grupo de amigos de toda la vida. Para esto no se le ocurrió nada mejor que recurrir a los suyos propios del mundo del cine, incluyendo a su actual novia la oscarizada Marion Cotillard. Y no sólo les une su amistad con Guillaume, sino que entre ellos llevan tiempo aprovechando sus lazos personales para ponerlos al servicio de multitud de proyectos al más puro estilo de los españoles Animalario. Sin ir más lejos, en PARIS (2008) de Cédric Klapisch ya había coincidido la mitad del reparto de esta película.

Era esencial para que la película traspasara más allá de la pantalla cuidar la química entre los que iban a dar vida a los protagonistas de la película. Muy sabiamente Guillaume reunió a los actores varios meses antes del rodaje para que convivieran juntos durante unos días en donde iban a grabar después, y así aprovechar esa vivencia en pro del resultado de la película. En otros aspectos la película pudiera flojear, pero en éste el resultado es excelente. Si bien con este trabajo no consiguió ser nuevamente nominado al César al mejor director, pero sí lo fueron dos de sus actores: Valérie Bonneton y Gilles Lellouche. 


La película nos lleva a conocer a un grupo de amigos, de edades ya cercanas a los cuarenta, que se conocen de toda la vida. Lo que al principio era una pandilla de sólo chicos, ha ido abriéndose para dejar sitio a chicas como Marie (Marion Cotillard), novias e incluso a esposas e hijos. Durante el año viven en París aunque consiguen sacar unas semanas libres en verano para reunirse todos en casa de Max (François Cluzet), el más adinerado de todos. Max pone a disposición de sus amigos no sólo su casa en Cap Ferret (Francia) sino además un barco con el que pueden navegar por la costa. De esta manera huyen del mundanal ruido de París y aprovechan para convivir todos como si fueran una gran familia.



Pero este año un triste suceso podrán en jaque sus planes para el verano. Regresando a casa tras una larga noche de copas y drogas en una discoteca, Ludo (Jean Dejardin) es víctima de un brutal atropello que a punto le cuesta la vida. La fatal noticia consigue reunir a todos sus amigos en el hospital, aunque poco pueden hacer por él. Ludo se encuentra en un estado catatónico y ni siquiera puede hablar, aunque tal vez pueda escuchar.



Viendo que son de poca ayuda en el hospital deciden no romper su tradición estival de reunirse en Cap Ferret y se marchan de vacaciones. Eso sí, recortarán su tiempo en dos semanas para coincidir con el momento en el que Ludo esté más recuperado y pueda ser de más ayuda su presencia en el hospital. Sin lugar a dudas, la ausencia de Ludo marcará las vacaciones de esos años como otras mentiras que irán aflorando.

Durante la proyección iremos desgranando y conociendo mejor a este grupo de amigos, tal y como ocurría en películas ya clásicas como THE WAY WE WERE (1973), THE BIG CHILL (1983) o PETER'S FRIEND (1992)La década que distancia una de otra nos ha ido permitiendo conocer a las distintas generaciones que nos mostraron Sidney PollackLawrence Kasdan y Kenneth Branagh. El guión de LE PETITS MOUCHOIRS (2010) no sólo ha conseguido plasmar con bastante acierto a la generación actual de treintañeros, sino que además ha conseguido presentar personajes que rápidamente reconoces en tu vida real, más allá de los típicos estereotipos huecos que abundan en películas corales como ésta.

Aunque algún se pueda echar atrás por los 154 minutos que dura la película, realmente se pasan tan rápido y de una manera tan fluida que cuando aparecen los títulos de créditos te quedas con ganas de seguir sabiendo más sobre cómo continúan sus vidas. A pesar de los defectos que se puede vislumbrar de los personajes, es tal la humanidad con la que están todos retratados que enseguida el espectador consigue empatizar con todos ellos, tal y como ocurría en LOVE ACTUALLY (2003). Esto no evita que la película nos invite a reflexionar sobre los grandes males de esta generación que adolece de falta de madurez y compromiso.

Probablemente es difícil ajusticiar una película como LES PETITS MOUCHOIRS (2010) ya que sus valores cinematográficos pueden quedar en un segundo plano por la historia que relatan. No admite duda de la prodigiosa escena inicial donde en un único plano acompañamos a Ludo en su recorrido por las calles de París hasta su fatal accidente. Más discutible puede ser un desenlace que se ve venir a leguas (aunque es cierto que llega cuando menos uno se lo espera), y tampoco aporta gran cosa a la historia del cine en cuantos a novedades cinematográficas.

Pero es que la historia que nos cuenta consigue traspasar no solo la pantalla sino que se mete debajo de tu epidermis y te acompaña durante varios días. Y eso es lo que realmente ha conmovido al público francés que ha respondido en masa ante una película que sin 3D ni grandes efectos especiales se ha impuesto a otras propuestas como INCEPTION (2010), hasta ser la película francesa más taquillera del año pasado y que sólo fue superada en Francia por el séptimo episodio de Harry Potter. Para algunos puede ser una colección de éxitos bastante hortera, pero lo cierto es que su banda sonora es todo un acierto y un gran éxito comercial, especialmente el tema que canta en directo Maxim Nucci durante una de las largas veladas de Cap Ferret.

Se hacen miles de películas del mismo corte, con personajes parecidos y no consiguen el efecto que alcanza ésta, comparable a otras del mismo calibre emocional como pueden ser PIEDRAS (2002) o MY LIFE WITHOUT ME (2003). Que pena que el cine español haya abandonado esta senda y no nos dé alegrías como ésta en los últimos años. Sin lugar a dudas una película muy recomendable para aquellos que quieren ver algo más que una simple película, quieren ver un trozo de vida en estado puro.

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