17 may 2011
Por Alejandro Contreras
MIDNIGHT IN PARIS (2011) ha sido la película con la que arrancó el Festival de Cannes 2011. No sólo así agradece Francia el amor que procesa Woody Allen por su país y su cultura, sino también celebran que haya conseguido rodar una película íntegramente en territorio francés. No es la primera vez que aparece la capital parisina en el cine del neoyorquino ya que en un par de ocasiones, concretamente en LOVE AND DEATH (1975) y en EVERYONE SAYS I LOVE YOU (1996), ya aparecían escenas filmadas en París.
A pesar del gran éxito comercial y de crítica que obtuvo con MATCH POINT (2005), Woody Allen tuvo que abandonar su ansiado proyecto de rodar en París la adaptación de su cuento ‘El episodio Kugelmass’ por problemas de financiación en el 2006. Cuatro años después y gracias a su colaboración con la productora española Mediapro, con la que ha rodado VICKY CRISTINA BARCELONA (2008) y YOU WILL MEET A TALK DARK STRANGER (2010), su sueño ya es toda una realidad.
Sólo dos días después de su estreno en Cannes, y adelantándose una semana de su estreno en USA, los españoles han podido disfrutar de esta comedia. Y esta deferencia ha sido correspondida con unos resultados en taquilla tan buenos que a pesar de competir con las grandes producciones de Hollywood, ha sido la película más taquillera del pasado fin de semana en España. No hay que olvidar que a los atractivos habituales de su cine hay que sumarle el empuje mediático que supone contar con la primera dama francesa en el elenco de intérpretes. Aunque las intervenciones de Carla Bruni apenas superen los cinco minutos en pantalla, son suficientes para convencer al público a sacar su entrada.
Arrancar con varios minutos donde se enlazan fotogramas de los puntos más bellos de París nos hacía presagiar otro folleto de viajes disfrazado de película como fue VICKY CRISTINA BARCELONA (2008). Al igual que en su película española, vamos conociendo la ciudad de la mano de turistas de alto standing con lo que el retrato roza la idealización, y también el vacío más absoluto. Menos mal que Woody Allen ha sabido entender las reacciones tan negativas que consiguió VICKY CRISTINA BARCELONA (2008), para conseguir con un arranque parecido darle el giro apropiado para que veamos que ha aprendido su lección.
Por suerte un carruaje para a medianoche para recoger al protagonista de esta historia, y de allí trasladarlo a su época dorada, el París de los años 20. Como en THE PURPLE ROSE OF CAIRO (1985), un par de realidades se van entremezclando para ir confeccionando esta pequeña fábula sin animales. Hubiera facilitado distinguir ambas épocas si hubiera rodado las escenas del París de los años 20 en blanco y negro, y dejar el color sólo para las del 2010, pero no ha querido sacrificar los colores con los que ha retratado su particular recreación de la época. Llama la atención que no hay ninguna foto del álbum oficial de la película que contenga alguna imagen de esos años dorados, tal vez protegiendo al espectador para que el mismo descubra esta sorpresa.
No sólo ha buscado recrear los años 20 sino que se ha permitido la licencia de recuperar algunos de los mitos de la cultura moderna. Salvador Dalí, Ernest Hemingway, el torero Belmonte o F. Scott Fitzgerald serán algunos de los personajes recreados, aunque no siempre con igual fortuna en el trazo. Algunos guiños sobre las obras o las vidas de estos artistas pasarán inadvertidos para aquellos que no los conozcan en profundidad, pero se les ha sacado poco jugo a personajes tan potentes como éstos. El resultado final es una comedia veraniega ligera, muy ligera, con un par de ideas interesantes que quiere transmitir su director y guionista, a la vez que no desaprovecha la ocasión para lanzar algunas puyas a sus compatriotas del partido republicano.
Owen Wilson nos ha acostumbrado a verle en películas de humor bastante grueso y sorprende verle salir tan bien parado de esta nueva prueba de casting que está realizando Woody Allen a jóvenes cómicos en busca de su mejor sustituto. Hasta su tartamudeo.
Raro sería que en una película de Woody Allen no nos encontramos a alguna secundaria brillando sobre el resto, y en esta ocasión no es Marion Cotillard, que ya empieza a cansar verla encarnar otra francesas misteriosa perdida en un mundo paralelo, sino Rachel McAdams que se merece muchos más minutos. En esta ocasión además hay un par de secundarios, como son Michael Sheen interpretando al pedante Paul y un vibrante y magnético Corey Stoll como Ernest Hemingway que no se merece más minutos sino toda una trilogía dando vida al escritor. Eso si, la recreación de Salvador Dalí de mano de Adrien Brody hace que la de Robert Pattinson en LITTLE ASHES (2008) sea una obra maestra.
Que la crítica especializada la señale como una de las mejores películas de los últimos años de Woody Allen es una muestra más de que el neoyorquino no está en su mejor época. Tal vez por eso el mensaje de advertencia que “cualquier tiempo pasado no fue mejor que éste”, pero no cuela. Lejos está del brillo de MATCH POINT (2005) pero al menos la película se deja ver sin ser tan bochornosa como VICKY CRISTINA BARCELONA (2008).
MIDNIGHT IN PARIS (2011) ha sido la película con la que arrancó el Festival de Cannes 2011. No sólo así agradece Francia el amor que procesa Woody Allen por su país y su cultura, sino también celebran que haya conseguido rodar una película íntegramente en territorio francés. No es la primera vez que aparece la capital parisina en el cine del neoyorquino ya que en un par de ocasiones, concretamente en LOVE AND DEATH (1975) y en EVERYONE SAYS I LOVE YOU (1996), ya aparecían escenas filmadas en París.
A pesar del gran éxito comercial y de crítica que obtuvo con MATCH POINT (2005), Woody Allen tuvo que abandonar su ansiado proyecto de rodar en París la adaptación de su cuento ‘El episodio Kugelmass’ por problemas de financiación en el 2006. Cuatro años después y gracias a su colaboración con la productora española Mediapro, con la que ha rodado VICKY CRISTINA BARCELONA (2008) y YOU WILL MEET A TALK DARK STRANGER (2010), su sueño ya es toda una realidad.
Sólo dos días después de su estreno en Cannes, y adelantándose una semana de su estreno en USA, los españoles han podido disfrutar de esta comedia. Y esta deferencia ha sido correspondida con unos resultados en taquilla tan buenos que a pesar de competir con las grandes producciones de Hollywood, ha sido la película más taquillera del pasado fin de semana en España. No hay que olvidar que a los atractivos habituales de su cine hay que sumarle el empuje mediático que supone contar con la primera dama francesa en el elenco de intérpretes. Aunque las intervenciones de Carla Bruni apenas superen los cinco minutos en pantalla, son suficientes para convencer al público a sacar su entrada.
Arrancar con varios minutos donde se enlazan fotogramas de los puntos más bellos de París nos hacía presagiar otro folleto de viajes disfrazado de película como fue VICKY CRISTINA BARCELONA (2008). Al igual que en su película española, vamos conociendo la ciudad de la mano de turistas de alto standing con lo que el retrato roza la idealización, y también el vacío más absoluto. Menos mal que Woody Allen ha sabido entender las reacciones tan negativas que consiguió VICKY CRISTINA BARCELONA (2008), para conseguir con un arranque parecido darle el giro apropiado para que veamos que ha aprendido su lección.
Por suerte un carruaje para a medianoche para recoger al protagonista de esta historia, y de allí trasladarlo a su época dorada, el París de los años 20. Como en THE PURPLE ROSE OF CAIRO (1985), un par de realidades se van entremezclando para ir confeccionando esta pequeña fábula sin animales. Hubiera facilitado distinguir ambas épocas si hubiera rodado las escenas del París de los años 20 en blanco y negro, y dejar el color sólo para las del 2010, pero no ha querido sacrificar los colores con los que ha retratado su particular recreación de la época. Llama la atención que no hay ninguna foto del álbum oficial de la película que contenga alguna imagen de esos años dorados, tal vez protegiendo al espectador para que el mismo descubra esta sorpresa.
No sólo ha buscado recrear los años 20 sino que se ha permitido la licencia de recuperar algunos de los mitos de la cultura moderna. Salvador Dalí, Ernest Hemingway, el torero Belmonte o F. Scott Fitzgerald serán algunos de los personajes recreados, aunque no siempre con igual fortuna en el trazo. Algunos guiños sobre las obras o las vidas de estos artistas pasarán inadvertidos para aquellos que no los conozcan en profundidad, pero se les ha sacado poco jugo a personajes tan potentes como éstos. El resultado final es una comedia veraniega ligera, muy ligera, con un par de ideas interesantes que quiere transmitir su director y guionista, a la vez que no desaprovecha la ocasión para lanzar algunas puyas a sus compatriotas del partido republicano.
Owen Wilson nos ha acostumbrado a verle en películas de humor bastante grueso y sorprende verle salir tan bien parado de esta nueva prueba de casting que está realizando Woody Allen a jóvenes cómicos en busca de su mejor sustituto. Hasta su tartamudeo.
Raro sería que en una película de Woody Allen no nos encontramos a alguna secundaria brillando sobre el resto, y en esta ocasión no es Marion Cotillard, que ya empieza a cansar verla encarnar otra francesas misteriosa perdida en un mundo paralelo, sino Rachel McAdams que se merece muchos más minutos. En esta ocasión además hay un par de secundarios, como son Michael Sheen interpretando al pedante Paul y un vibrante y magnético Corey Stoll como Ernest Hemingway que no se merece más minutos sino toda una trilogía dando vida al escritor. Eso si, la recreación de Salvador Dalí de mano de Adrien Brody hace que la de Robert Pattinson en LITTLE ASHES (2008) sea una obra maestra.
Que la crítica especializada la señale como una de las mejores películas de los últimos años de Woody Allen es una muestra más de que el neoyorquino no está en su mejor época. Tal vez por eso el mensaje de advertencia que “cualquier tiempo pasado no fue mejor que éste”, pero no cuela. Lejos está del brillo de MATCH POINT (2005) pero al menos la película se deja ver sin ser tan bochornosa como VICKY CRISTINA BARCELONA (2008).
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