6 abr 2011
Por Alejandro Contreras
Se celebran las fiestas locales de un pequeño pueblo vasco donde siguen vigentes sus tradiciones. En mitad del baile de los pequeños, una chiquillada con la piedra que preside la plaza del pueblo termina con un accidente. Peru y María regresan rápidos a casa hasta que se detienen frente a un riachuelo. Mientras María no duda en cruzarlo, Peru se esconde en un viejo molino de agua y las manecillas del reloj del pueblo comienzan a avanzar en sentido inverso.
Los años han pasado y mientras todos los habitantes han ido cumpliendo años, el pueblo ha viajado en sentido contrario. Ahora con veinte años, Peru (Ibán Garate) y María (Begoña Maestre) son novios a pesar de la fuerte rivalidad que tienen sus respectivas familias. Ambas familias tienen pendiente una apuesta relacionada con la piedra de la plaza del pueblo. Apuesta formalizada por Antxón (Ramon Agirre) y Paco (Kándido Uranga), los padres de Peru y Maria respectivamente y empecinados en arriesgar las fortunas de sus familias por conseguir la gloria o la humillación.
El regreso al pueblo del adinerado Sabino (Joseba Apaolaza) supondrá un tercer interesado en el resultado de la apuesta de las dos familias. Para más inri, su hija Jone (Sara Casasnovas) regresa al pueblo tras muchos años alejada de él, y enseguida se siente atraída por Peru. Ayudada de un bastón para caminar ya que ella fue la víctima de la broma que hace años sucedió en las fiestas del pueblo, no será ningún impedimento para que con su belleza y sus artimañas consiga interponerse entre Peru y María.
Con este segundo largometraje, Alberto J. Gorritiberea no sólo dirige la película sino que además firmo su guión. Un guión bastante sorprendente ya que parte de un hecho fantástico como es el hecho de que los personajes envejezcan mientras su pueblo viaje al pasado. Y lo hace con tanta sutileza que puede que pase desapercibido para algunos espectadores, siendo prácticamente un pequeño guiño fantástico en una historia bastante verosímil.
Rodada principalmente en vasco aunque los personajes lo irán compaginando con el español o el francés dada la localización fronteriza del pueblo. El título de la película, ARRIYA (2011), es la traducción en vasco de piedra, no sólo por la piedra que marca la apuesta de las dos familias, sino también por las piedras que los personajes van arrastrando según sus vivencias y decisiones, en ocasiones bastante equivocadas.
La historia funciona bastante bien, siendo una de las últimas sorpresas de la sección oficial del Festival de Málaga. Gran trabajo de sus actores, principalmente de los secundarios, aunque es innegable que Begoña Maestre merecía su biznaga de plata a la mejor actriz de esta edición del festival. Ibán Garate también hace un gran trabajo pero con un personaje más introvertido y que no tiene el lucimiento de la otra protagonista.
Técnicamente una película impecable, muy bien ambientada y con una historia muy interesante. Ojalá los cuatro premios recogidos por el Festival de Málaga consiga que más gente se atreva a ver una historia rodada en vasco que merece los 100 minutos que dura.
Labels: 14FMCE, ARRIYA (2011)
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