5 abr 2012




Por Alejandro Contreras.

En el 2007 Brian Selznick publica la novela The Invention of Hugo Cabret. Aprovechando algunos datos reales sobre el francés George Mèliés, uno de los pioneros en el mundo del cine, desarrolla una historia de ficción cuyo protagonista es un joven huérfano que sobrevive en una estación de trenes de París.
No tardó mucho tiempo en venderse los derechos para llevar al cine la novela de Brian Selznick, con la que el reputado director Martin Scorsese tiene en sus manos un material de lujo para la que ha sido su primera incursión en el mundo del cine 3D. Si se tiene la sensación de que gracias a esta tercera dimensión los cineastas están abriendo un camino aún por recorrer, que mejor que hacerlo homenajeando y recordando a aquellos que un siglo antes lo hicieron en los primeros pasos de la cinematografía.

Técnicamente HUGO (2011) es una verdadera maravilla. Su fotografía, sus imágenes nostálgicas del París que mejor queda en el cine, el vestuario tan cuidado e incluso lo apetecible que se ven los “croissant” franceses. Martin Scorsese ha rodado una cinta que es todo un regalo para la vista y que justifica los 5 Oscars que ha recibido este año por la Academia de Hollywood. Con el uso del 3D pues pasa como en casi todas, en las primeras escenas tienes muy presente que no es una película convencional, pero al cabo de unos minutos esa tercera dimensión da bastante igual.

Esa majestuosa estación de tren, ese submundo que se esconde tras los relojes, autómatas que esconden secretos, y secretos que esconden a genios. A pesar de tener tan maravillosa envoltura, es cierto que a la película le cuesta casi una hora arrancar. Eso sí, cuando lo hace el relato merece mucho la pena. Lástima de esa aburrida primera hora. 

HUGO (2011) no es una película de actores para nada, sería lo más alejada a otras como CARNAGE (2011) de Roman Polanski donde el interés está en los intérpretes. En este caso los personajes son meros elementos en pro de una historia más interesante. Aún así Scorsese ha contado con grandes nombres como Ben KingsleyJude Law en una corta intervención, Christopher Lee en otra aparición tan breve la anterior, y hasta con el provocador Sasha Baron Cohen en un registro de “malo” de película infantil.  Es decir, idiota.

Aquí los verdaderos protagonistas son el pequeño Asa Buttefield dando vida a Hugo Cabret, y Chloë Grace Moretz como Isabelle, la compañera de aventuras del joven Hugo. Ambos muy eficaces, pero poco más.

En este 2011 donde han destacado tanto las películas que han mirado al pasado, sobre todo al del cine, y donde Francia ha sido nombra en tantas de ellas, creo que  HUGO (2011) más que recordar a la etapa que cuenta THE ARTIST (2011), o al París que ve Woody Allen en sus viajes al pasado de MIDNIGHT IN PARIS (2011), es SUPER 8 (2011) de J.J.Abrams la que tiene más puntos en común con ella. Y no sólo por que en ambas hay sorprendentes descarrilamientos de trenes, sino porque en ellas se ensalza la faceta del cineasta, de aquel que a pesar de los pocos medios o la inexperiencia cree en la magia del cine. Tal y como ocurría en  SUPER 8 (2011), una de las mejores escenas de la película de Scorsese es sin duda cuando se pone en marcha un viejo proyector.  Y no puedo negar que el autómata me recordaba muchísimo al robot naranja de EVA (2011) de Kike Maíllo.

HUGO (2011) ha conseguido un gran número de premios además de los 5 Oscars técnicos, de los 2 premios BAFTA británicos y del Globo de Oro a la dirección de Scorsese, siendo su tercer premio en esta categoría. Un hermoso homenaje a los pioneros del cine y en definitiva a cualquiera que ame al cine, lastima que esté tan descompensada la parte técnica de la parte narrativa. Si se hubiera equilibrado más, no habría “artista” que le hiciera sombra.


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